En estos meses estamos hablando mucho sobre este confinamiento que ha obligado al alumnado a quedarse en casa sin poder acceder a sus centros escolares y todo lo que esto implica como por ejemplo y a grandes rasgos:
- aumento de las desigualdades sociales. Quienes tienes más recursos, tienen también más posibilidades a la hora de compensar la ausencia de la escuela presencial
- sobrecarga de las familias que además, generalmente recae en las madres, siendo ellas quienes más dificultad tendrán para mentener sus empleos y las primeras que renuncien a su trabajo remunerado
- el fomento de la educación como transmisión de contenidos y competitividad
- el alto impacto que tiene sobre el acceso a una educación inclusiva e igual para todas las personas
- profesorado sometido más aún a juicio…
El objetivo específico de la educación según la Unesco es “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” y ahora es evidente que esto no se puede asegurar.

Pero yo, como sexóloga, pienso también en lo que esto supone para el acceso igualitario a una educación sexual, o sea de los sexos en relación, de calidad. Si ya de por sí, la educación sexual muchas veces se queda reducida a algo meramente testimonial centrado además en los peligros y la genitalidad, o algo que ni siquiera existe a pesar de ser claramente una necesidad y que está dentro del marco curricular, ahora, en los momentos que vivimos debido al COVID-19, la educación sexual se invisibiliza aún más.
Claramente, los profesionales de la sexología somos agentes educativos que trabajamos puntualmente con el alumnado y son la familia y en muchos casos el profesorado, quienes realmente hacen educación sexual a todas horas, (incluso cuando creen que no la hacen). No nos queda otra que remar en la misma dirección, desde la sexología aportando todos los recursos posibles a familias y profesorado y las adminsitraciones públicas apoyándonos para poder llevarlo a cabo.
Como sociedad tenemos una cuenta pendiente con nuestra infancia y juventud en materia de educación sexual, procuremos que no se haga más grande en estos meses.